Hábito de la alimentación
La autonomía se adquiere progresivamente como consecuencia del desarrollo del niño/a. Por tanto, el niño/a no accede de manera automática a la autonomía, sino que la aprende poco a poco.
En los primeros momentos, debemos satisfacer las necesidades de higiene, alimentación y descanso de los más pequeños. Y de manera progresiva les animaremos a que colaboren activamente para satisfacer estas necesidades.
El grado de adquisición y características dependerán de las relaciones que establezca el niño con las personas de su entorno.
Los padres y maestros pueden favorecer la autonomía cuando:
- Estimulan al niño y le exigen con afecto (pero con convicción).
- Le plantean exigencias que están dentro de sus posibilidades.
- Al observar una dificultad le permiten equivocarse para luego ofrecerle estrategias de solución.
Debemos evitar las prisas excesivas y respetar los diferentes ritmos de cada niño/a.
Los fracasos del niño/a son muestra de su nivel de desarrollo actual, como evidencia de que necesita más apoyo y estimulación y tal vez otras estrategias de enseñanza y relación.
Es conveniente planificar las actividades diarias del niño para favorecer la adquisición de los hábitos, los cuales debemos establecer de forma mecánica, sistemática y continua.
Pero, ¿para qué sirven los hábitos?
Los hábitos satisfacen las necesidades básicas de los niños/as (alimentación, sueño, higiene y afectividad). Además, les proporciona seguridad y confianza y les ayuda a estructurar el tiempo y el espacio. Para ello, debemos tener en cuenta:
- Ser regulares en horarios y tiempos, sin llegar a la rigidez.
- Respetar los ritmos de maduración infantil
- Ofrecer un modelo adecuado
- Fomentar la autonomía y aprovechar situaciones de la vida cotidiana para realizar aprendizajes.
- Alabar los éxitos por pequeños que sean
- Mantener continuidad en las pautas con la escuela.
El niño debe aprender que es el momento de comer.
Para ello, debemos crear CIERTAS CONDICIONES “ideales”:
- Comer siempre a la misma hora y en el lugar apropiado para ello (cocina, comedor..).
- Reducir fuentes de distracción (juguetes, TV…).
- Es conveniente que el niño coma al mismo tiempo que el resto de la familia, haciendo del momento de la comida una situación agradable para todos, y proporcionando modelos adecuados para el niño. La alimentación debe ser equilibrada y variada (fruta, verdura, legumbres, pescado, carne, leche, huevos…).
- Los alimentos deben ser naturales, evitando el consumo excesivo de dulces.
- Incorporar progresivamente nuevos alimentos y texturas en su dieta, favoreciendo la masticación.
- Acostumbrarle a terminar la comida que le ponemos, respetando la cantidad que el niño/a necesita.
- El niño debe beber en el vaso (ya no necesita el biberón ni el chupete, le hacen sentir más pequeño y son perjudiciales para su boca).
Debemos favorecer la autonomía acostumbrando al niño a :
- Lavarse las manos antes y después de comer.
- Lavarse los dientes después de comer.
- Ayudar a poner y quitar la mesa.
- Utilizar correctamente cuchara, tenedor y servilleta.
- Acostumbrarle a pedir las cosas por favor, dar las gracias, respetar a los demás mientras comen…
¡¡¡RECUERDA!!!
- Todo esto debemos hacerlo de forma constante, porque las rutinas proporcionan al niño orden, seguridad y confianza aunque de vez en cuando se rebele.
- Es fundamental mantener una actitud comprensiva, tranquila, estimulante y constante.
- - Debéis intercambiar información con la maestra o maestro para que todos vayamos en la misma dirección.
Comentarios
Publicar un comentario