BUENAS RAZONES PARA CONTROLAR LAS CHUCHES
Nueve de cada
diez niños lo avalan: si les preguntáramos en qué se gastarían el dinero que
les damos seguramente dirían… ¡EN CHUCHES!
Uno de los
problemas alimentarios y nutricionales más importantes en la infancia actual es
el consumo de golosinas, popularmente conocidas como “chucherías”. En
consecuencia, es muy importante saberles explicar a los niños y niñas la razón
por la cual no es bueno para su salud que coman dulces, bollos, chucherías,
refrescos y similares con frecuencia.
Por lo general
las golosinas son temidas por padres y madres por la relación que guardan con
la aparición de caries dentales, consecuencia directa de su consumo, pero hay
que tener también en cuenta las graves repercusiones nutricionales: las chucherías
y otros dulces (sobre todo la bollería industrial) aportan una gran cantidad de
calorías superfluas y vacías (es decir, sin nutrientes), que contribuyen a la
obesidad y a sustituir a otros alimentos mucho más necesarios para el
desarrollo del niño o la niña. Básicamente están fabricadas con hidratos de
carbono simples (azúcares) y aditivos, sobre todo edulcorantes, colorantes y
potenciadores del sabor.
¿Le debo negar tajantemente que coma chuches?
Hay que tener en cuenta que a un niño o niña le resulta a menudo difícil sustraerse a la presión ambiental de los medios de comunicación que anuncian dulces y chucherías y de los otros niños que los consumen. La solución pasa por hacerle entender que son alimentos que no conviene tomar cada día, siempre predicando con el ejemplo, y tratar de llegar con él o con ella al acuerdo de que los dulces, bollos, golosinas, refrescos y similares han de reservarse para ocasiones especiales, tales como cumpleaños o fiestas señaladas (Navidad, ferias, etc.). Podemos acordar el consumo de determinadas golosinas en sólo un determinado día a la semana o unas horas específicas, dándole a elegir dicho día u horas. De este modo y aunque no lo parezca, disfrutará mucho más que si los come a diario y a todas horas. En caso de que la ansiedad sea excesiva y muy insistente, se le puede dejar que disfrute y que saboree una determinada golosina, pero recordándole en todo momento que ese ofrecimiento es ocasional y en pequeñas dosis, y no propio de cada día.
Es muy importante no solamente controlar cómo se consumen los dulces, sino también el ritual que los acompañan. No debemos utilizar las chuches de forma chantajista (“si le das un beso a la abuela te doy una chuche”). Otra cosa es que las chuches nos sirvan como reforzadores, empleadas únicamente en casos muy excepcionales, cuando nos han fallado otras técnicas para lograr un cambio en el niño.
¿A partir de qué edad
puede comer mi hijo o hija chucherías?
Cuanto más tarde mejor. No obstante, es aconsejable retrasar su introducción hasta, al menos, los dos años de edad. Hay que procurar que ninguna otra persona que no sea el padre o la madre le ofrezca golosinas al niño (tales como otro hermano, abuelos, tíos o el tendero de la esquina). En caso de que alguien se las dé, podemos decir que nosotros se las guardaremos hasta más tarde.
¿Hay unas más
convenientes que otras?
En general,
todas son perjudiciales, pero puestos a elegir entre las golosinas, los
pasteles y el chocolate son menos nocivos que los caramelos. Los dulces
pegajosos son los peores, porque sus fragmentos tienden a adherirse a los
dientes y provocan, en gran medida, la aparición de caries dental. También las
hay sin azúcar, aunque a veces incluyen otros ingredientes que también pueden
ser perjudiciales.
- Es fundamental
mantener una boca sana, no sólo comiendo sano, sino manteniendo una adecuada y
correcta higiene bucal. Para ello, aparte de lavarse los dientes después de
cada comida, es fundamental insistirle al niño o la niña para que se los limpie
también con el cepillo dental cada vez que termine de comer chucherías.
- Es aconsejable
no tener golosinas en casa y no comprarle al niño cada vez que se sale fuera o
se entra en una tienda. De esta manera se evita que las pida espontáneamente al
salir de casa. El niño tiene que aprender a aceptar la negativa de los padres a
comprarle golosinas, a la vez que aprende que puede tomarlas en algunas
ocasiones.
- Con los más
pequeños es más fácil controlar en qué se gastan la paga que con los
adolescentes. Es fundamental enseñarles desde pequeños a administrar esa paga,
haciéndoles entender que no es lo mejor gastarla en golosinas y otros productos
similares.
- Las chuches jamás
deben sustituir el tentempié de media mañana en el colegio o en casa. Lo
conveniente es prepararle al niño a media mañana un pequeño bocadillo al estilo
tradicional, junto con una pieza de fruta y/o un lácteo bajo en grasa. Como
bebida: agua.
- Piensa que estos
alimentos tienen azúcar en exceso. Por este motivo tienes que tener claro que
no complementan ni pueden sustituir una comida. Son alimentos que le van a
quitar el hambre al niño, le van a provocar caries y que aumentan el riesgo de
que tenga carencias vitamínicas. Las vitaminas del grupo B, B1 y B2 intervienen
en el aprovechamiento de los azúcares, por lo que si se toman en exceso
aumentan sus necesidades diarias. Además, estos alimentos pueden ser
responsable del exceso de peso y, en consecuencia, de la obesidad.
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