Hoy Bea, TEI del CEIP "Adolfo Díaz Ambrona" nos ha propuesto...
Hablar sobre las Rabietas, inquietud generalizada entre las familias.
¿Qué os parece? Gracias, Bea :)
En primer lugar, cuando hablamos de rabietas, ¿A qué nos referimos? Es la conductas negativa a la que el niño recurre para rechazar una situación que se da en un momento determinado, y en el que las conductas no tienen relación con la situación que se presenta, es decir son esos momentos en los que decimos "Esto no viene a cuento".
Es importante, antes de nada, saber que las rabietas forman parte del desarrollo evolutivo en la infancia. El niño primero debe integrar las normas y al mismo tiempo está su capacidad creciente de expresar y defender sus ideas propias. Esta etapa del desarrollo se sitúa entre los dos y cuatro años, aunque dependiendo del niño, podría comenzar antes o terminar después.
Pero, ¿Por qué ocurren, a qué puede ser debido?
Normalmente ocurren a consecuencia de la excitabilidad y exceso de energía y descontrol del niño. Éstas conductas pueden mantenerse en el tiempo porque existen reforzadores que hacen que permanezcan en su repertorio de respuestas. Esto es, que usan esta manera negativa de expresión, porque ven que les funcionan y que le dan la respuesta que esperan.
Por ejemplo, si le decimos que ha acabado la hora de jugar y deben lavarse las manos antes de cenar, el niño responderá de manera negativa con rabieta porque en otra ocasión con la misma rabieta ha conseguido que se le preste atención y al final consiga más tiempo para seguir jugando. Ante esta situación, qué hace. Le regaña y lo castiga.
¿Cuál es reforzador en éste ejemplo? La atención prestada por el padre o la madre y aunque parezca una contradicción, regañar y castigar, también lo son.
¿Cómo actuar en este momento?
-Actuar de forma tranquila y relajada
-No contradecirse entre los miembros de la familia, utilizar todos las mismas pautas de disciplina, acordadas antes.
-Utilizar la técnica del “tiempo fuera”: Sacar al niño del lugar donde esté en el momento que está teniendo una conducta inadecuada y llevarle a otro lugar que no sea divertido para él. Se le explicará que saldrá de este lugar cuando decida portarse bien.
-No ceder ante las exigencias de nuestros hijos.
-No hacerle caso mientras dure la rabieta y advertirle que sólo se le
prestará atención cuando deje de llorar y patalear, y que mientras tanto, puede
llorar todo lo que quiera. Esta actitud es necesaria, ya que con ella le quitamos protagonismo a la rabieta del niño.
-Cuando el niño se calme, le explicaremos de forma clara y tranquila que no debe portarse así y que siempre que tenga esta actitud, nosotros dejaremos de prestarle atención. Es en éste momento, donde le explicamos cómo debe hacerlo de manera correcta, Cuando lo haga bien, también hacérselo saber para que se vaya asentando la conducta positiva. Esto es muy importante. Se aprende más con un refuerzo positivo que con un castigo.
-En ningún caso debemos castigar al niño; cuando se dé esta situación debemos "ignorarlo" para conseguir la de este tipo de conducta.
Cada vez que ante una situación en que aparecía una rabieta el niño manifieste una conducta positiva, debemos felicitarlo y animarlo a mantener este tipo de conductas.
¿A qué se deben éstos comportamientos?
- Baja tolerancia a la frustración
- Alto nivel de exigencia hacia los demás
- Resistencia a seguir las normas
- Las conductas se extenderán a otras áreas funcionales (dormir, vestirse, comer, jugar, etc.) e incluso otras áreas vitales (colegio, relaciones con niños, etc.)
- Las conductas desadaptativas irán en aumento (no solo llorar y patalear, sino pegar, tirar cosas, vomitar, etc.)
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